El crecimiento del recién nacido va a depender de su estado nutricional. ¿Se puede ver influido por el tipo de lactancia?

Crecimiento y tipo de lactancia

 Laura Escartín Madurga

El crecimiento del lactante, que en el periodo intrauterino estaba condicionado por las características maternas (estado nutricional de la madre, ganancia de peso durante el embarazo, eventos durante la gestación, etc), se sitúa progresivamente en el canal correspondiente al genotipo del niño; por lo que es frecuente que en las curvas de peso y longitud se produzcan cambios en las líneas de percentiles, en sentido ascendente (catch up) en los niños con buen potencial de crecimiento y en sentido descendente (lagging down), en aquellos que nacieron más grandes que lo predeterminado genéticamente. Estos cambios finalizarán aproximadamente entre los 4 y 18 meses. 

El tipo de lactancia establecida también influirá en el patrón de crecimiento. Los niños alimentados con leche materna ganan peso inicialmente rápido pero la velocidad de crecimiento tiende a decrecer en los siguientes meses, sin embargo, los lactantes alimentados con fórmula muestran una ganancia de peso regular. 

Esto no se relaciona con una disminución de la producción de leche materna sino con las diferencias en el suministro de energía y nutrientes. Mientras el aporte proteico de la leche materna desciende de forma progresiva adaptándose a los requerimientos, los lactantes alimentados con fórmula adaptada reciben un aporte proteico constante y probablemente en exceso a partir del primer o segundo mes de vida, con la consecuente elevación de insulina y factores de crecimiento. Además, el exceso en el aporte de energía modula los depósitos grasos y el desarrollo de los adipocitos, que los lleva a acumular más tejido adiposo durante etapas posteriores que aquellos alimentados con lactancia materna. Todo ello, unido a que es más fácil sobrealimentar a un niño con lactancia artificial, justifica las diferencias en el patrón de crecimiento observadas entre ambos grupos de lactantes durante los primeros meses de vida y el mayor riesgo de sobrepeso y obesidad en etapas posteriores, que se ha descrito en los niños alimentados con fórmula.

A pesar de estos beneficios y las recomendaciones institucionales, el inicio y el mantenimiento de la lactancia materna en nuestro medio ha sido y sigue siendo bajo, muy inferior a lo recomendado por la OMS. El abandono precoz de la lactancia materna (LM), hasta 1/3 de los casos en el primer mes, refleja las dificultades sociales, culturales y educacionales que impiden su instauración y mantenimiento prolongado. Otro momento crítico de abandono de la LM son los 3-6 meses, coincidiendo con la reincorporación de la madre al trabajo y la inadecuada interpretación de ciertos cambios en los hábitos de alimentación que experimenta el propio lactante. 

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