¿La leche de cabra y la leche de vaca son nutricionalmente iguales?

Tras una evaluación favorable por la EFSA (Autoridad Europea de Seguridad alimentaria) la Directiva 2013/46/UE permitió la comercialización de fórmulas infantiles a base de leche de cabra, reiterando esta autorización en el Reglamento 2016/127 sobre la composición de los preparados de inicio y continuación. 

El proceso de elaboración es mas sencillo y requiere menos manipulación de componentes,  y se digiere mejor porque tel cuajo de la leche de cabra tiene una tensión menor que el de la leche de vaca con lo que el vaciamiento gástrico es menor. Con respecto a la composición de sus proteinas contiene menor cantidad de β-lactoalbúmina que es la mas alergénica y también menor cantidad de caseina lo que repercute en las caracteristicas mas funcionales del cuajo de la leche de cabra porque se digiere mejor. Tiene menor cantidad de lactosa  y aunque no es mucha la diferencia, permite una mejor tolerancia de la leche por los lactantes, a cambio tiene una mayor cantidad de oligosacáridos. Con respecto a su contenido graso tiene mas calcio unido a la proteina y por tanto menos cantidad de calcio inorgánico libre, tiene mayor cantidad de triglicéridos de cadena media, que se absorben bien porque  no necesitan enzimas para su digestión y mayor cantidad de ácidos grasos polinsaturados de cadena larga entre los que se encuentran los ácidos grasos esenciales, es decir que el organismo no los sintetiza. 

Todas las características mencionadas convierten a la leche de cabra en una alternativa muy válida frente a los preparados a base de proteínas de leche de vaca sobre todo en lactantes sanos con problemas digestivos funcionales, pero al igual que éstas, no constituyen una alternativa en los casos de hipersensibilidad frente a las proteínas de leche de vaca. Tampoco son adecuadas para el neonato prematuro.